La casa se convierte en el nuevo paradigma de confort.

El confinamiento doméstico ha modificado nuestra manera de vivir en casa, cambiando nuestras prioridades e introduciendo nuevas costumbres. De manera imprevista, nuestra casa se ha convertido en un lugar multifunción, capaz de acoger al mismo tiempo actividades diversas. Algunas viviendas han soportado el estrés, otras no tanto, con el resultado de que hoy, más que ayer, la casa, y su cambio, es una de las principales prioridades de los italianos.

Crece el deseo de cambiar de vivienda o modificarla para que sea más adecuada a las nuevas necesidades que incluyen trabajar desde casa, aprender a distancia, el tiempo libre o el fitness. Aumenta la demanda de hogares más amplios y funcionales y, al mismo tiempo, la necesidad de una habitación o de un espacio personal donde llevar a cabo nuestro propio trabajo cuando es necesario. Casi 9 trabajadores en remoto de cada 10 han declarado que han cambiado o quieren modificar la situación de su vivienda, llevando a cabo reestructuraciones en el interior (24%) o trasladándose a una casa más grande o con espacios con una mejor distribución (datos de Ufficio Studi Gabetti).

La casa de la nueva normalidad debe poder garantizar comodidad, seguridad y sostenibilidad. En este escenario, tiene una renovada importancia la zona destinada a la entrada, que a menudo se sacrifica en la lógica del open space, volviendo a su función de filtro, casi un área de preparación y de higiene que conecta la parte de dentro con la de fuera.

Volver a dividir los espacios según las funciones es una necesidad cada vez más acuciante. En este nuevo paradigma de los espacios, la puerta juega un papel crucial para delimitar, con un gesto, un área protegida y privada en el interior de la vivienda. Con el fuerte contenido simbólico, como vía de acceso y de defensa al mismo tiempo, se convierte en un elemento central capaz de garantizar una mayor privacidad y silencio. La larga permanencia en casa ha centrado la atención sobre el problema del ruido medio ambiental, una contaminación acústica mixta —exterior e interior— que a menudo ha supuesto una molestia para las actividades profesionales y escolares. La demanda de barreras acústicas, en crecimiento ya desde antes de la pandemia, asume hoy una importancia cada vez mayor y encuentra en la puerta una respuesta funcional y estética a la necesidad de confort acústico.

Contaminación acústica

La exposición prolongada a ruidos medio ambientales elevados —la contaminación acústica— tiene un impacto significativo en el ecosistema y en nuestra salud. Se estima que son 113 millones los europeos expuestos a largo plazo a niveles de ruido del tráfico (al menos 55 decibelios); 22 millones sufren niveles elevados de ruido producido por trenes; 4 millones el fragor provocado por los aviones y menos de 1 millón el derivado de las actividades industriales. En la mayor parte de los países europeos, más del 50% de los habitantes de las zonas urbanas está expuesto a niveles de ruido de la carretera iguales o superiores a los 55 decibelios. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta situación podría tener un impacto negativo en la salud, contribuyendo a graves patologías y muertes prematuras; además, se estima que 22 millones de personas en Europa sufren una fuerte molestia crónica, mientras que 6,5 millones tienen problemas graves de sueño.

(Fuente: informe AEMA – Agencia Europea de Medio Ambiente: El ruido ambiental en Europa 2020)

Sostenibilidad medioambiental, ahorro energético y materiales ecosostenibles

Entre los desafíos que afectan a nuestro día a día, crece la atención a la sostenibilidad medio ambiental y al consumo de energía de nuestras casas. A pesar de que se han dado pasos significativos hacia adelante, los edificios son aún el mayor consumidor de energía en Europa y producen el 36% de nuestras emisiones de gases con efecto invernadero (Fuente: Comisión Europea). Existen alternativas —energía fotovoltaica, solar térmica, eólica, biomasa— y gracias a los progresos de la tecnología, las instalaciones hoy son más flexibles y económicamente más accesibles, gracias también a las ayudas fiscales, pero para que el ahorro sea completo es necesario que toda la casa se plantee de manera eficiente, tanto desde el punto de vista de las instalaciones como de toda la envoltura del edificio. En esta óptica, es fundamental la formación y la cooperación entre todos los actores implicados en la hilera, también sobre la utilización de las materias primas. Entre los materiales de construcción más sostenibles destaca la madera. La producción de madera industrial en troncos en el mundo ha aumentado el 5%, alcanzando una producción récord de 2030 miles de millones de metros cúbicos. A nivel global los paneles de conglomerado y de madera de fibras orientadas (OSB), utilizados en la construcción y en la producción de muebles, han registrado el aumento más rápido del sector (datos Fao, 2020). Se trata de la mayor señal de crecimiento después de la crisis del año 2007, lo que vuelve a probar que el mercado de la vivienda esté en crecimiento neto y es un indicador fundamental de la importancia cada vez mayor que tiene el sector de la bioconstrucción.

De una encuesta realizada por CasaDoxa, la casa es una prioridad para el 90% de los italianos.

El 26% piensa cambiar de casa en los próximos 4 años; en el 2019 era el 22%.

95% considera importante el tema de la sostenibilidad doméstica

97% considera importante la salubridad de su vivienda

46% preferiría trabajar desde casa

54% preferiría trabajar en la empresa

78% cree que en el futuro podrá trabajar tanto desde casa como desde la empresa

25% de los italianos en 2021 ha realizado una actividad deportiva regular en casa (en el 2019 era el 12%, lo que supone un +110%)

49% tiene intención de, en el futuro, entrenar tanto en casa como en el gimnasio

(Fuente: Observatorio CasaDoxa – las tendencias de la vivienda 2021)